Como en muchos otros ámbitos, la infección por COVID-19 plantea también dudas respecto a los efectos de los sistemas de climatización y ventilación en su eventual transmisión y propagación. Dada esta realidad, y de acuerdo con los conocimientos e informaciones disponibles, Atecyr, Asociación Técnica Española de Climatización y Refrigeración, ha elaborado el documento
Aunque el documento se dirige a los técnicos de climatización y ventilación, contiene informaciones de interés sobre medidas preventivas, basadas en el conocimiento científico recogido en guías de organizaciones internacionales del sector, que pueden ser de interés a la hora de aplicarlas en los centros de trabajo para reducir el riesgo de contagios.
A continuación recogemos algunas de estas recomendaciones, aunque es importante revisar el documento completo para tener un mayor conocimiento en este ámbito. Atecyr advierte que muchas de las medidas recomendadas pueden conllevar un mayor consumo energético, pero en estos momentos conviene priorizar la seguridad sanitaria sobre el bienestar térmico y la eficiencia energética.
Ventilación y aire exterior: el riesgo de contagio en un edificio es más elevado cuando hay poca ventilación, por lo tanto, es necesario que la aportación de aire exterior sea máxima. Esto implica llevar a cabo acciones en el sistema que permitan garantizar un caudal máximo de ventilación, reducir o eliminar la recirculación de aire de los equipos, aplicar la extracción en continuo en zonas de baños, aumentar la ventilación natural (abrir ventanas, excepto ventanas practicables en baños) …
Condiciones termohigrométricas de operación: se recomienda no cambiar las temperaturas habituales impuestas por la normativa en vigor ya que no afectan de forma significativa la desactivación del virus (las que lo permitirían, por encima de 30 grados son difícilmente compatibles con una actividad laboral). Existe mayor controversia en cuanto al control de la humedad, aunque los rangos reglamentarios en vigor de (30 a 70%) se consideran adecuados.
Sistemas de purificación de aire: la renovación del aire es un aspecto de seguridad muy importante para prevenir el contagio de Covid-19. Sin embargo, hay edificios que no disponen de sistemas de ventilación forzada y cuentan con escasos recursos de ventilación natural (puertas y ventanas). Por ello, existen sistemas específicos de limpieza e higienización del aire que mejoran la calidad del aire interior, en los que hay que minimizar los riesgos de propagación de gotículas. El documento describe las características de las diferentes tecnologías existentes: filtración HEPA, filtración electrostática, luz germicida UV-C, fotocatálisis con TiO2, filtración iónica … Es importante conocer las características de cada técnica y las precauciones que requieren (especialmente las que emiten radiaciones) .
Mantenimiento de las instalaciones: las operaciones de mantenimiento son tan importantes como la propia operativa del sistema, por lo que hay que llevar a cabo una revisión general antes de reapertura (en caso de que haya habido un cierre del edificio) , una revisión y limpieza de filtros y de unidades de impulsión y retorno … Todo ello, con la máxima protección para el personal encargado de estas tareas, especialmente en cuanto al cambio de filtros.
Limpieza de las instalaciones ante un caso sospechoso de COVID-19: en este caso, hay que llevar a cabo una ventilación del espacio donde haya estado la persona, menos de 4 horas, tanto forzada como natural. Debe empezar al menos 2 horas antes de las tareas de desinfección. Y dentro del protocolo de limpieza y desinfección del espacio, hay que incluir las rejillas de impulsión y retorno del aire, el filtro de la unidad interior (si los hay) y la misma unidad interior (si los hay), pulverizando sobre ella una solución desinfectante.