METILPARABEN vs PROPILPARABEN
De Acuerdo con la Farmacopea Española en la preparación de Fórmulas Magistrales hay que garantizar que sean estables tanto químicamente como microbiológicamente.Especialmente son sensibles aquellas con un contenido significativo de agua como las soluciones y las suspensiones orales. Por ello los agentes antimicrobianos que están presentes deben conservar su eficacia dentro de los límites especificados. Tenemos conservantes ampliamente utilizados, como el benzoato de sodio o sorbato de potasio que tienen actividad antibacteriana a pH< 5 y que se inactivan completamente a pH alcalino. Otra família de conservantes ampliamente utilizados y que mantienen un ámplio espectro de actividad antimicrobiana son los parabenos. Estos son efectivos y seguro en un rango de pH de 4 a 8 que es más común . Tanto el metilparabeno como el propylparaben han sufrido una percepción negativa que ha llevado a la confusión en la seguridad del ingrediente a causa la clasificación de los parabenos o los ésteres del ácido para-hidroxibenzoico como potenciales disruptores endocrinos.Dicha actividad parece estar asociado con el número de carbonos del grupo alquilo del ácido.
La indicación sobretodo en el ámbito cosmético y dietético de “ producto libre de parabenos” denigra el conjunto de todos los parabenos sin tener en cuenta que tanto el metilparabeno como el propylparaben pueden ser seguros. De ahí que desde distintos grupos de trabajo de la Comisión Europea del ámbito cosmética se recomienda que dicho reclamo comercial libre de estas sustancias no debe ser aceptado porque conlleva a la confusión. Por un lado afecta directamente a productos cosméticos que han sido registrados y autorizados por organismos reglamentarios. Por otro lado,indirectamente condicionan a la persona que elabora las fórmulas Magistrales y oficinales que contienen tanto el metil parabeno como el propilparabeno y/o sus sales. Hay que tener en cuenta que su elección es de acuerdo con los rangos de concentraciones permitidas y estudiadas para que el producto final sea empíricamente seguro , eficaz y bien tolerado para la salud de la persona a la que va destinado.